miércoles, 17 de septiembre de 2008

Agua mineral gratis para consumidores de éxtasis

La iniciativa de la doctora Cecilia Moreau (UCR) ya se encuentra en la Legislatura bonaerense, y busca obligar a los boliches de la provincia a colocar dispensers para evitar que los propietarios hagan negocio con las botellas minerales. El proyecto se fundamenta en el detectado aumento del consumo de éxtasis y drogas sintéticas buscando "cuidar la salud" de los que acceden a ellas, según sus propias palabras. De esta forma se evita la "deshidratación" de los adictos y el negocio de locales bailables con la venta de agua embotellada. La iniciativa se basa en el artículo 36 de la Constitución bonaerense, sobre derechos y garantías de todos los habitantes de la provincia, uno de los cuales es el derecho a la salud. Además, consigna datos del crecimiento alarmante del tráfico y consumo de drogas de diseño como el éxtasis.
Este empoming legislativo para justificar sueldo genera por otra parte dudas existenciales tales como: ¿habrá que proveer de pastillas de éxtasis en los boliches para evitar el lucro de los narcos o armas a los delincuentes para evitar el incremento del mercado ilegal de armas?; ¿el derecho a la salud no se aplica al acceso a vivienda, alimento y salud pública regular, constante, gratuita y rápida?; en las zonas de sequía o de difícil acceso a agua potable, les toca ración doble o harán happy hour de agua?; ¿los que asisten a esos boliches y no consumen drogas, deberán drogarse para no pagar el agua?; ¿a los que consumen marihuana se le regalarán encendedores y papel; habrá varias ofertas diarias?, etc.

Empoming escénico

"Quien se pasee por entre un espectáculo así no se sentirá agobiado por su propia hilaridad no por la de los demás. Aquí y allá un espisodio humorístico le advertirá o le conmoverá (...) Sin embargo, la impresión general es más bien triste y poco convincente. Así que, cuando usted vuelva a casa, si posee un humor tranquilo y es dado a la reflexión, sentirá más bien una cierta compasión y después se dedicará a sus libros y sus asuntos."
[William M. Thackeray, La feria de las vanidades]

lunes, 25 de agosto de 2008

Empoming al monedero

No se consigue monedas por ningún lado, a pesar de que la Casa de Moneda acuña dos millones de unidades por día. Para algunos, la escasez ha devenido en un negocio redondo; por las monedas se paga entre 6 y 10% de su valor. Las miradas apuntan hacia unos camioncitos blancos y rojos cargados de las preciadas monedas de la empresa Maco.

Cada día, Maco recibe las piezas de empresas de colectivos que son los principales recaudadores del sistema. También se abastece del Banco Central y de las casas centrales de los bancos líderes para que se distribuyan entre las sucursales barriales. Con la carga en su poder empieza el negocio. El ejecutivo de una cadena de supermercados contó que paga $120 por cada entrega, en cada sucursal, sin importar la cantidad de monedas. Miguel Calvete, secretario general de la cámara que agrupa a los autoservicios de origen chino, dijo que cada comercio debía abonar 200 pesos. Pero como a los comerciantes les pareció muy caro, prefirieron arreglar con empresas dueñas de colectivos. Les cobran entre 6% y 7% del valor que llevan en monedas. Incluso, desde el Banco Central admitieron que existen “mercados negros” de monedas.

Gerentes bancarios admiten que son renuentes a aceptar las monedas porque no les deja negocio. Al contrario, las entidades financieras pierden plata: deben poner personal especialmente a contar piezas y pagarles a las transportadoras de caudales. Entonces, contratan a Maco para transportar las monedas y se sacan de encima la obligación de dar cambio a sus clientes y evitarse costos.

Los kioscos, por caso, deben abonar entre 8% y 10% por las monedas que reciben. Otro ejemplo, en Don Torcuato, en la ruta 202 y Panamericana, una señora vende todas las tardes monedas a $10 por ocho monedas de un peso. En el barrio saben que su proveedor es una empresa de colectivos. Las líneas de transporte son un caso aparte. Su recaudación es ciento por ciento en metálico, por lo que se ven obligadas a cambiarla por billetes. Eso les permite hacerse una renta extra: Su ingreso principal son los subsidios y se sacan de encima las monedas. Les permite pagar en negro una porción de los salarios de los choferes, en especial premios y horas extras. Los trabajadores aceptan ya que, a su vez, les pueden sacan una diferencia colocándolas a pequeños comercios. Lo que no pueden colocar sin intermediarios, los transportistas se lo dan a las transportadoras de caudales. Ahí es cuando aparece Maco. El mismo circuito existe con otras empresas de servicios, como el transporte ferroviario. De acuerdo con las cifras informadas por el Banco Central, nunca hubo tantas monedas en circulación.

[Fuente: Crítica, ago. 08]

De todas formas, a que no adivinan quiénes se terminan jodiendo con la nueva técnica de empoming al monedero?...sí, vos, el/la perejil que trabaja todos los días, se desloma, viaja en medios públicos, entre las mil y unas cuestiones tiene que evaluar la cantidad de monedas por día, camina para buscar otras tantas, escatima en entregarlas , etc. 

viernes, 22 de agosto de 2008

Empoming Vial

El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, manifestó que a través de un decreto y sin escuchar a los usuarios viales, implementará en los próximos días un aumento del 80 % en las tarifas de peaje de la Autovía Nro. 2 y de la Ruta Interbalnearia Nro. 11, rescindiendo las respectivas concesiones e indemnizando a los actuales concesionarios, y adjudicando ambos corredores con un nuevo contrato al Grupo Eurnekian, quien “casualmente” ya fue premiado por el Gobierno Nacional con otra concesiones viales escandalosas.

Asimismo, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires convocó a entidades que no tienen ningún conocimiento ni experiencia en materia de infraestructura vial, como las Madres del Dolor, la Fundación Fangio, Asociación Amor y Respeto al Prójimo, entre otras, para que hagan el seguimiento de las obras viales en la Provincia.

En más de 18 años de implementadas estas concesiones, nunca se creó un Ente Regulador u Organismo de Control que contemple la participación activa de los usuarios viales con voz y voto. El Gobierno Provincial solo ha mantenido reuniones con los concesionarios, dejando de lado a los usuarios viales que son quienes han financiado y lo siguen haciendo con tarifas de peaje ilegales y abusivas este régimen nefasto de impuesto al tránsito.

Una prueba concreta que este falso peaje actúa como un costo o un impuesto al tránsito, y que las tarifas no cumplen con la Ley, es la Resolución 949/91 de la Provincia de Buenos Aires, donde se reconoce que el sistema implica un cargo económico para los usuarios y que es un nuevo costo, autorizando a trasladar la tarifa de peaje al precio del pasaje del transporte público de pasajeros. El peaje de ninguna manera puede ser un nuevo costo o un subsidio al concesionario, sino que debe ser el pago de una contraprestación real ofrecida.

Es importante destacar, que teniendo en cuenta que tanto en nuestras rutas nacionales como provinciales la densidad de tránsito es muy baja baja, motivo por el cual el sistema de peaje con cabinas de cobro en ruta se hace inaplicable técnica y económicamente, ya que el costo de instalación y mantenimiento de las garitas es tan elevado que no llega dinero al camino para poder realizar las inversiones necesarias.

[Fuente: Informe Reservado]

lunes, 18 de agosto de 2008

Laboratorios de empoming

El mercado donde prosperan formas ilegales de comercialización es el que se denominaba de ‘Oncológicos’, (‘Medicamentos especiales’ o ‘Tratamientos especiales’). Las obras sociales suelen entrar en este circuito trabajando con droguerías o distribuidoras que se dedican especialmente a estos negocios. Estos medicamentos tienen precios altísimos y márgenes de ganancia muy amplios. Un producto cuyo precio de venta al público es de, supongamos, mil pesos, puede tener un costo de 40 o 50 pesos. Entonces, la obra social puede comprar ese medicamento a 500 pesos, y así presentar en su balance que lo consiguió con un 50 por ciento de descuento: esto parece una compra muy buena, pero en realidad la operación se concretó a 200 pesos, con una ganancia de 300 pesos para el negociador de la obra social. Y la droguería, por su parte, vendió a 200 el remedio que le había costado 40.

Estas droguerías obtienen mercadería a partir de robos de medicamentos procedentes de licitaciones en establecimientos públicos (v.g. Programa de Sida), pero también consiguen remedios por medio de médicos: como el médico administra él mismo la droga, solicita más cantidad que la que realmente va a utilizar, por ejemplo consignando que el peso en kilogramos del paciente es mayor que el verdadero, o registrando una dosis inexacta. Los médicos también pueden pedir a la obra social, además de la droga que realmente usan, una mayor cantidad para ‘acopio’, que eventualmente pasará al circuito ilegal. Todas estas maniobras les permiten guardar los medicamentos sobrantes y venderlos, a precios relativamente bajos, a una droguería trucha, que los hará reingresar en el circuito de comercialización.

Troqueles: esa parte del envase que el farmacéutico corta y retiene como prueba de haber efectuado la venta por obra social, el mercado ilegal lo aprovecha. El hecho de que todos los envases tienen su troquel pero éste no se utiliza en los medicamentos que el consumidor paga en forma privada: “Parte de esos troqueles sobrantes pueden pasar al mercado clandestino y servir para que medicamentos falsificados o pertenecientes a programas del Ministerio de Salud puedan entrar al sistema.

[Fuente: Pág./12, 17 ago.]

viernes, 8 de agosto de 2008

Una foto mil palabras

La vecina, ignorante de la realidad, sin ideología, egoísta, esclavista, capitalista, cogotuda y pacata y su empleada doméstica -aunque para ella seá sirvienta- "unidas" 
contra el Gobierno, como se unieron muchos peones del campo bajo la consigna: "vení pibe o se te acabó el laburo".
Con esta foto creo que intento por enésima vez mostrar la técnica de empoming tan difícil del entendimiento de los argentinos. El político no dice la verdad, o no toda. Cuando se quiere lograr que el pueblo mire para un lado, justamente se debe hacer lo contrario, es decir, mirar en contra de donde señalan mirar. Cuando se realiza algo, está orientado a un interés -como todos los seres humanos-. Nadie es altruista gratuitamente. Gratis no existe nada en este mundo. El problema es que si ni siquiera se intenta ver el trasfondo se puede pagar carísima la ignorancia, sino que se recuerden las votaciones a Menem para que por ej. esta señora pueda viajar a su tierra madre España o Italia o donde fuera con el ahorro de 2 jubilaciones dolarizadas. El costo?, lo estamos pagando, o tampoco se dieron cuenta de eso. 
(Acaso no se define el terrorismo como la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Y más ampliamente como una sucesión de actos de violencia que se caracteriza por inducir terror en la población civil de forma premeditada cuyos comportamientos se incluyen la aceptación de condiciones políticas, económicas, lingüísticas, de soberanía, religiosas, etc. Entonces cuando de un lado se tienen grupos ligeramente armados blandiendo sus banderitas demagógicas apelando a la inclusión social -una solicitud al Síndrome de Estocolmo- provocando la interrupción de las rutas, exportaciones e importaciones, con el claro y consecuente desequilibrio del resto de las variables económicas de un país; se tiende además el desabastecimiento de alimentos en detrimento de las necesidades del pueblo; se tienen actos de quema y tira de alimentos agropecuarios por tal parálisis; también violencia contra aquellos que estiman justamente la idea de que es correcto la protesta y la huelga en tanto no se vulneren derechos de terceros o cuestiones de interés público -es decir aquellos que quieren circular por las rutas nacionales y provinciales haciendo uso de su derecho constitucional de circulación o comercio-, todo ello en miras a la obtención de beneficios particulares o de grupo.)

Voto cantado de Cleto

El "cobismo" comienza a diseñar su propia organización política que le permita una salida sustentable del cobijo de la Casa Rosada.

Luego que la Presidente les avisara que no aceptará disidentes en la Concertación, Cobos aceleró el paso. Por eso, este Miércoles se reunió junto con los radicales K que le responden, entre quienes se destacaban el Senador Pablo Verani y el saliente Subsecretario de la Cancillería, Horacio "Pechi" Quiroga, los Intendentes Mario Meoni (Junín), Héctor "Cachi" Gutiérrez (Pergamino) y Alfredo Cornejo (Godoy Cruz, Mendoza). Quien faltó a la cumbre, con aviso, fue Daniel Katz, diputado elegido por Cleto para iniciar el armado de una Concertación alternativa a la oficial. Por eso, Katz está recorriendo el país con la misión de sumar voluntades de peronistas y radicales que vieron con buenos ojos el voto "no positivo" del mendocino.

[Fuente: Informe Reservado]

Acaso a alguien le cabía duda de que su voto "no positivo" (ufff...que ridículamente cobarde suena no atreverse a decir "negativo") era en miras a lanzarse con objetivos a las próximas presidenciales. 

Empoming al país "argentino"

Los dirigentes que componen la mesa de enlace en representación de distintos sectores del agro se encuentran decididamente lanzados a provocar “heridas” en la gobernabilidad.

 

“Cuando comenzamos la protesta teníamos una oposición dividida y un Justicialismo unido. Hoy encontramos lo contrario, una oposición unida y un Justicialismo que no está con unidad. Se encontraron con algo que no esperaban … Hemos reflotado una institución como el Congreso de la Nación”, De Angeli.

 

En estas palabras quizás se encuentre el trasfondo político tanta veces señalado desde el oficialismo, y descreído en general por muchos. En su visión, De Angeli, enfrentó al Gobierno y al partido político de gobierno, con el claro objetivo de generar desgaste para finalmente dividir. Acto seguido convirtiéndose en “salvador de la Patria”, reflotando al Congreso Nacional. La foto de De Angeli junto a Luciano Miguens en La Rural, hubiera sido impensada meses atrás.

[Fuente: Informe Reservado]

El título habla de empoming al país agentino ya que desde el inicio del conflicto la bandera del bando campestre era la argentina y del otro lado era, esa, la otra, la argentina. El hecho es de que utilizando la bandera de todo el país, de todo el pueblo se enarboló un símbolo de lucha, como si los que estaban por las retenciones o se abstenían de opinar por falta de conocimiento (dichoso hubiese sido que se callen la boca todos aquellos que no sabían del tema) no fuesen argentino. De todas formas queda clara la metodología de empoming político a todo el pueblo.

martes, 5 de agosto de 2008

Apología de la felicidad

Hace treinta años estuvo de moda una bomba. Se llamaba “bomba neutrónica”, era el novamás de la década del 70 y se decía que podía limpiar la superficie de personas, pero dejar los edificios intactos. Ricardo Naidich se acordó de esa bomba cuando llegó, por primera vez en su vida, a Malmö, la tercera ciudad en importancia de Suecia. “Cayó acá”, pensó. 

Eran las siete de la tarde y en ese lugar desierto lo único realmente vivo era el frío. Un contraste demasiado grande para un hombre como Naidich, que acababa de llegar de una región en llamas. Naidich era (había sido) delegado sindical de Gas del Estado durante la dictadura, y su historia estaba entre las más afortunadas. Sólo había estado en la ESMA tres días. Luego lo largaron y él huyó en carrera enloquecida primero al Paraguay de Alfredo Stroessner y luego al Brasil de João Baptista Figuereido. 

En Río de Janeiro, zona de riesgo gracias al Plan Cóndor, Naidich pidió asilo en la embajada sueca. Se lo dieron a él y a quince más, y en cuestión de horas un puñado de argentinos quedó en manos de un país atípico. El Estado sueco los llevó, los alojó, los alimentó, les puso un intérprete, les pagó el aprendizaje del idioma, les compró cigarrillos, muebles y departamentos, los ayudó a insertarse socialmente y tal vez selló, con esa transacción dolorosa –la Argentina exportaba exiliados, Suecia los importaba–, la piedra fundamental de uno de los mayores antagonismos culturales que pueda adjudicarse la Argentina. 

No hay, quizás desde entonces, país más lejano del nuestro que Suecia. El ex presidente Néstor Kirchner lo dejó en claro en uno de sus últimos discursos. “No somos Suecia”, gritó. Lilita Carrió lo subraya cada vez que aboga en favor del “modelo escandinavo”. Buena parte de los argentinos lo enunciamos cuando queremos entender por qué algunos países se acercan a la perfección, y por qué otros funcionan como el nuestro.

Definir la suequez, a esta altura, es la mejor forma de entender la argentinidad. ¿Qué quiere decir “ser sueco”? ¿Qué tipo de significados genera este país chico, frío, rubio, que no supera los nueve millones de habitantes? Sentado en su oficina del microcentro porteño, Naidich –traductor público de sueco y director del Instituto de Cultura Sueca de Buenos Aires– habla, por empezar a hablar de algo, del silencio. 

Dice que ser sueco es hablar poco, gritar nada, tocar bocina sólo por error. “En la calle no vuela una mosca porque el silencio forma parte de lo ecológico. De puteadas, ni hablar: insultar a un automovilista es impensable”, explica Naidich, quien en 1981 se vio obligado –por motivos familiares– a volver a la Argentina, país donde el 53% de los automovilistas gesticula o insulta por la ventana. “Vivo en Suecia desde hace cinco años y en todo este tiempo escuché un único bocinazo –agrega por mail Guido Pierri, estudiante de Bellas Artes en la Universidad de Gotemburgo–. Cada vez que vengo a Buenos Aires, durante el viaje de Ezeiza a la casa de mi familia me vuelvo loco.”  Ser sueco no es sólo un factor sonoro sino, principalmente, vital. Los suecos no chocan ni se mueren chocando. Por cada millón de vehículos, en la Argentina pierden la vida 1.058 personas, una cifra que nos coloca en el segundo puesto internacional de víctimas mortales por accidentes de tránsito. En Suecia, 123 personas mueren sobre ruedas. No hay, en el resto del mundo, una cifra menor. “La gente no choca por dos motivos –explica Naidich–: porque sacar el registro es caro y difícil, y porque existe un inmenso respeto por el prójimo.”

Este argumento –el factor cultural– es usado por los defensores del llamado “modelo escandinavo” para explicar por qué Suecia, siendo netamente capitalista, tiene uno de los índices de equidad social mejores del mundo. El esquema nórdico –que logró combinar el bienestar de la población con el crecimiento económico y los ingresos altos– no se debe tanto a la aplicación de fórmulas ortodoxas, como al llamado “capital social”. Es decir, a la cultura. Ser sueco significa, para decirlo en fácil, saber vivir sin joder a tu vecino y creer en el poder político de esa buena vecindad. 

Luego de estudiar el modelo escandinavo, los científicos estadounidenses Robert Putnam y James Coleman detallaron qué peso tienen los factores extra monetarios al momento de definir el progreso. Según Putnam y Coleman, el llamado “capital social” se mide a partir de cuatro variables: el clima de confianza en las relaciones interpersonales (en qué medida la gente confía y se anima a negociar con otros en la sociedad); la capacidad de asociatividad (es decir, la intención de una sociedad de construir formas de cooperación); la conciencia cívica (cómo actúa la gente frente a los problemas de interés colectivo, desde el cuidado de los espacios verdes hasta el pago de impuestos y los valores éticos predominantes. Por este tipo de factores, Suecia ocupa el sexto puesto en la tabla de corrupción realizada por la organización Transparency Internacional. 

La Argentina ocupa el 96. Vamos después de Tanzania. 

¿Por qué en Suecia no hay corruptos? ¿Los mandan a la horca? ¿Los encierran para siempre? ¿Los condenan a escuchar los hits de ABBA por el resto de sus vidas? No. Se los sanciona civil, penal y sobre todo socialmente. Uno de los mayores escándalos políticos sucedió en 1995, cuando Mona Sahlin, entonces viceprimera ministra, usó la tarjeta de débito del Parlamento para comprar pañales, lencería y dos barras de chocolate Toblerone. 

En todo el país se habló del “Toblerone affaire”, que se cerró cuando Sahlin devolvió lo sustraído al Estado y dejó de luchar por el liderazgo del partido socialdemócrata, del que actualmente –trece años después– es presidenta. “Para los argentinos el caso Toblerone es una chanza, sobre todo si lo comparamos con el ‘dejemos de robar dos años’ de Luis Barrionuevo –dice Naidich–. Acá la corrupción es la norma y en Suecia es la excepción. Allá no existen los cargos de favor, no existen las coimas y no existen los privilegios.” 

Ser sueco significa no ser (ni hacerse) rico. Las empresas locales no tienen grandes filiales en el extranjero, el Estado tiene el monopolio de la venta de medicamentos (algo que irrita a los laboratorios) y los mejores sueldos apenas sextuplican a los salarios más bajos (en la Argentina el sector más rico gana 50 veces más). La equidad social hasta se refleja en el lenguaje: desde Gotemburgo, Guido Pierri cuenta que en el trabajo –más allá del escalafón– las jerarquías más altas y las más bajas dialogan entre sí tratándose de “vos” (jamás de “usted”).

En 1977, seis meses después de haber llegado a Malmö, Ricardo Naidich se mudó a Estocolmo. El Estado le regaló un departamento, le compró los muebles en Ikea (el Easy Home Center de Europa) y lo ayudó a conseguir trabajo. En 1978, Naidich comenzó a desempeñarse en la Municipalidad de Estocolmo como liquidador de sueldos, el mismo cargo que había ejercido entre 1972 y 1977 en Gas del Estado. 

Por si cabían dudas, no es lo mismo ser empleado público en Suecia que serlo en la Argentina. Acá, Naidich había ocupado una oficina enorme donde veinte empleados trabajaban bajo el ojo atento de dos jefes, que a su vez miraban todo desde sus despachos vidriados. 

“Cuando no hacía nada mis compañeros de Gas del Estado me decían: ‘Ricardo, vos siempre tenés que tener un lápiz en la mano, porque cuando no hacés nada tienen que ver que estás pensando’”, cuenta Naidich. Cuando entró como empleado del Estado sueco, esperó durante meses –birome en mano– la aparición de un jefe vigilante. Pero no llegó nunca. “Con el tiempo me di cuenta de que el único control que había era una reunión semanal donde el jefe hablaba con el personal para ver si había habido un problema. Ese método de trabajo generó en mí un grado de responsabilidad infinita.” 

La confianza no es el único factor que diferencia a un trabajador sueco de un argentino. En Suecia todos los empleados gozan de cinco semanas de vacaciones anuales, tienen 14 meses de licencia cuando nace un hijo (no importa si son hombres o mujeres) y se desenvuelven en ambientes donde –al igual que en el resto del país– no existen las diferencias de género. Naidich recuerda una anécdota: las oficinas donde él trabajaba se comunicaban entre sí mediante un pasillo muy estrecho. Si dos compañeros pasaban a la vez, a contramano, era inevitable chocarse. “Cuando venía una mujer, mi actitud era la de ponerme contra la pared y dejarla pasar. Por ese gesto mis compañeros decían que me hacía el Don Juan y llegaron a aclararme que los suecos son todos iguales, y que el hombre no se detiene ante la mujer.”

¿Existe un Tinelli sueco? ¿Hay algo parecido a un programa de culos? “Si hubiera, sería un escándalo”, advierte Guido Pierri, y agrega que en Suecia los canales de televisión son públicos y se financian mediante un impuesto que pagan todos los ciudadanos. Este dinero impacta directamente sobre la calidad: como el aire no depende de los anunciantes, se puede ser selectivo con la grilla de programación. No hay publicidad dirigida a niños y tampoco hay chabacanería.  “La vulgaridad de Tinelli jamás podría existir en Suecia –distingue Naidich–. Han tenido un Gran Hermano o concursos de canto, pero ni remotamente habría productos que degraden a las mujeres. No es una sociedad moralista, pero tienen una profunda moral.”

Ser sueco, eso sí, significa ser un gran consumidor de cultura pop. Los padres de Ingmar Bergman y Björn Borg, los dueños del Nobel y de la selección de fútbol sueca (que nos dejó afuera del Mundial de Japón), son los mismos que exportaron a ABBA y a Roxxette y que ahora exportan el mejor heavy metal del mundo. 

La globalización hizo de Suecia una impensada usina de productos culturales. Fabricantes de ropa como Diesel y Levi’s utilizan el país como mercado de ensayo para probar nuevos lanzamentos, y muchos de los hits musicales que inundaron el planeta fueron compuestos en el área escandinava. El periodista sueco Jan Gradvall enumera algunos: Baby One More Time, de Britney Spears; Play, de Jennifer Lopez; Bye Bye Bye, de N’Sync; Come On Over Baby, de Christina Aguilera, y todos los éxitos de los Backstreet Boys.

Suecia es actualmente el tercer exportador de música del mundo. ¿Cómo hacen para llegar tan lejos? Jan Gradvall tiene una hipótesis: al ser un país geográficamente pequeño, el mercado interno es tan reducido que se ven obligados a abrir las puertas. No sólo por motivos de dinero, sino por razones más existenciales: si no hacen algo, se aburren. Y un sueco aburrido, además de creativo, es peligroso para sí mismo. Magnus Linton, uno de los periodistas y escritores más reconocidos de Suecia, cuenta por mail que conoce al menos veinte suecos –hombres en su mayoría– que terminaron suicidándose.

¿Se puede ser feliz en un mundo feliz? Lindon dice que el problema no es la perfección insoportable, sino la falta de fe. El hecho de que Suecia sea un país organizado, feminista y equitativo hace que la gente sea más feliz, pero también que esté más secularizada. “Este proceso libera a las mujeres y hace que los hombres pierdan sus privilegios –cuenta Linton–. Eso es buenísimo. Pero el problema es que sin fe y sin privilegios mucha gente, sobre todo los varones, pierde las ganas de vivir. Sin Dios no ven razones suficientes para seguir. La soledad y la oscuridad acá también son realidades muy duras.” 

Hay épocas del año donde la noche es eterna y las calles se parecen mucho al mito de la bomba y de los mundos sin gente. Cada 100 mil personas, en Suecia se suicidan anualmente dieciséis. En la Argentina la cifra llega a siete. La pregunta entonces es inevitable. Tan inevitable como zambullirse de cabeza en el lugar común del “niño rico con tristeza”.  –¿Se puede vivir con todos los deseos satisfechos? –se le pregunta a Naidich y él sonríe, suspira, vuelve a sonreír como diciendo “caíste”. 

–Esa pregunta me la vienen haciendo desde hace 30 años. Y yo voy a dar la misma respuesta que dan los suecos: “Nosotros llevamos una estadística honesta de los suicidios. La mayoría de los países, no”.

[Fuente, Crítica - ago. 08]

Por favor, no me interesa tomar a Suecia como un "deber ser" argentino, sólo es un ejemplo de que sí es posible vivir bien. Más allá de los 180 grados de cambio radical en diferencias con Suecia, no quiero ser sueco pero quiero vivir bien. Este país es un caso de anti-empoming por la simple razón de respetar. Bueno en la Argentina no sólo es señalable un político corrupto que ya es parte de la fauna urbana como si resultase ser una mutación de una funcionalidad pública; también -y más aún es criticable- tenemos el que para en la senda peatonal imposibilitando el paso de algún discapacitado o una mujer embarazada o un anciano. Total! el discapacitado, embarazado o viejo es el otro. Tenemos los que escupen en la vereda -quizás como señal de guapo o duro-, tenemos el que trata de sacar una ventaja económica tan sólo en la venta de una golosina; tenemos periodismo vendido, programas denigrantes y patéticos; tenemos enfermedades mentales típicas de la Argentina como el disparo de arma de fuego por choque de automóvil o por envidia; tenemos escuelas de pugilismo donde se corta la cara de una chica por su "defecto" de ser más atractiva; tenemos padres que enseñan odio e intolerancia en sus casas; tenemos avances tecnológicos en formas de denigrar, estafar, robar y perjudicar de mil y una formas, la viveza argentina (uy! que vivo!!). Y lista sería interminable. 

Nuestro deber ser no es Suecia ni ningún otro país, la meta es mejorar la Argentina, mejorar al argentino, lograr educarse tanto en conocimientos como en crecimiento interno, lograr que el argentino miré al de al lado como complemento de un todo. Por eso se habla de un "cuerpo social", intentando describir que cada institución o entidad es un "organo", que somos las células y tejidos de ese órgano. Eh ahí el problema: si la celula funciona mal por estar mal nutrida, todo el conjunto de células opera sin sincronización sin equilibrio, como consecuencia el órgano estará deficiente, funcionará mal o no lo hará. Finalmente se tendrá lo que hoy es el ser, un cuerpo enfermo porque los órganos no le funcionan correctamente a causa de las células deficitarias.

Entones el "deber ser" no hay que buscarlo afuera, no hay de esperar que el cuerpo cure al órgano, que la culpa no es siempre de otro, el deber ser está en cada uno, debiendo luchar por mejorar no por subsistir o "tirar". Ya vemos que se puede. Los vicios son pasibles de ser dejados de lado y también es posible curar al cuerpo, pero siempre depende de la misma razón: la voluntad de ser ese deber ser, simplemente mejor que antes. 

lunes, 4 de agosto de 2008

Empoming económico del corralito reload

Gracias a las políticas monetarias erróneas que desembocaron en la restricción de salida de dinero del sistema bancario (“corralito”) se emitió el Boden 2012 por unos 17.426,8 millones de dólares para compensar a los ahorristas con ahorros atrapados.

Hoy el Gobierno pagará u$s 2.345,7 millones del BODEN 2012. Con ese desembolso se pagaron 8.713,4 millones de dólares, es decir el 50% del título.

La contrapartida: freno en los giros a las provincias y en los pagos a proveedores. Del total a desembolsarse, 167,3 millones de dólares corresponden a intereses y 2.178,4 millones de dólares a capital. El BODEN 2012 se cancelará totalmente el 3 de agosto del año 2012.